2. Creía que mi hijo tenía que aprender a defenderse para sobrevivir en este mundo

No es invento mío que vivimos en un mundo mucho más individualista que antes ¿Cuánto antes? no sé, años, décadas, da lo mismo. Lo concreto es que hoy, el ir por delante de los demás prácticamente se acepta como algo normal. La competitividad entró en la lista de valores. Primero, segundo y tercero yo. Sin maldad (o con) nadie quiere que lo pasen a llevar o que le pongan un pie encima.

Siempre he creído importante considerar a los demás, y si tiene que ser antes que yo no me significa mayor problema (mientras no sea en la fila del baño!), pero cuando mi hijo empezó a ir a la sala cuna (casa cuna, guardería. Esta última me parece más exactamente lo que es) apareció en mi ese sentimiento que nunca antes. No quería que le pasaran por encima. Más por miedo que por ver afectado mi ego. En ese momento no era capaz de hacer esta reflexión, no tenía la información ni la experiencia que manejo ahora. 

Creo que para la mayoría de las mamás (y también papás, obvio) es normal querer proteger a sus hijos, como no, si uno los conoce chiquititos y desvalidos. Raro sería que no nos importara que un compañerito de sala cuna, jardín o colegio, maltratase o golpease a nuestros hijos. Pero entonces se presenta un dilema, porque yo pienso que golpear está mal. 

En esos mismos tiempos, alguien importante me dijo que estaba en contra de todo tipo de violencia, y yo le encontré la razón, hasta que en una milésima de segundo se me vino mi hijo a la cabeza y justifiqué la violencia en su defensa.

Entonces como queda la cosa:

- Cuando mi hijo golpea está bien (porque golpea para defenderse).

- Cuando los otros niños golpean está mal (porque son matones).

Definitivamente así no puede ser, porque tu hijo y mi hijo son "los otros niños". Además, yo pienso que golpear y maltratar es malo aquí y en la quebrada del ají.

No sabía qué pensar. Afortunadamente no tenía el problema de que mi hijo fuera maltratado, pero quería/necesitaba tener una postura frente al tema y me daba cuenta que ese gris de "el mío bien, los otros mal" era una tontera.

Una mamá bloguera, sin saberlo, me ayudó a aclarar mi postura y le estoy eternamente agradecida. No sé si fue un posteo en su blog o un comentario en el mío, no pude encontrar esas palabras originales que tanto me llenaron. Pero la idea era preferir que nuestros hijos fueran "el bueno", aunque eso significara que recibieran el golpe en vez de darlo. Al principio me costó aceptarlo, pero observo la esencia de mi hijo y de nosotros mismos como papás, y no se me ocurre pedirle otra reacción. Si mi hijo es pacífico ¿por qué tendría que exigirle algo distinto a su naturaleza?

Seguramente alguien se preguntará "bueno, pero qué pasa si lo golpean siempre?" 1. Habría que ver si es una realidad que lo golpean siempre o si los papás tienen el temor de que "porque lo golpean una vez lo harán siempre". Todos nos defendemos por miedo, pero para mi no está bien justificar un golpe por un temor del adulto. 2. Si efectivamente lo golpean siempre, algo anda mal. Sinceramente creo que como mamá debo estar para mi hijo, para tener una real conexión con él y ser capaz de detectar cuando algo lo aqueja. No puedo, repito, como mamá, ser tan ciega para llegar al extremo de que mi hijo sea constantemente maltratado para venir a darme por enterada. Sinceramente pienso que los niños criados con apego, que sienten confianza, difícilmente pueden ser víctimas de abusos por parte de sus pares. Y esta es una de las razones importantes que reafirman nuestro camino de cercanía y apego.

Creía que mi hijo tenía que aprender a defenderse para sobrevivir en este mundo... CREO que mi hijo -y el resto de los seres humanos- no necesita recurrir a la violencia para defenderse. Es más, si no fuéramos violentos ni siquiera tendríamos que andar defendiéndonos. Cuando uno aparta la violencia de su casa, grandes y chicos aprenden a apartarla del resto de la vida. ¿Acaso alguien todavía duda que se recibe lo que se entrega?